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LÁGRIMAS DE DIOS

 

 

Aquella noche, como si dios derramase mares de lágrimas por los seres perdidos, como si quisiese con sus látigos de fuego castigar el pecado conjunto, el mal inagotable, como si celebrase el sinsentido manchando los párpados dormidos de la ciudad con sus pinceles plata, dios lloraba.

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Y yo, solitario, asustado, vivo, pero también cobarde, no acedía a concederle mi alma, no entregaba en sacrificio mi ridícula quimera, y prefería asirme a mi dolor, por miedo a ser visto, juzgado y encarcelado.

 

Pero el me ve, no hay día que no lo haga, el me llama, amenaza con entrar por mi ventana y llevarme por fin a su lado. 

 

Que me produce miedo:

el tormento de mi templo o la tormenta de la emoción. Sea el dolor que sea, necesario conjuro alquímico, abrázame con tu manto de ríos salvajes, agua enojada por no ser agua, por no tener tierra, pero ser aire.

 

Relámpago, abraza mi solitario llanto, en esta noche oscura, sin dama, sin castillo, ni cipreses o esqueletos, mas solos tu, mano de dios, el muro cristalino y yo.

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